Es justo que comience por responder a mis primeros acusadores, y por refutar las primeras acusaciones, antes de llegar a las últimas que se han suscitado contra mí. Si la parte mejor del alma es la más fuerte y triunfa y los guía hacia una vida ordenada, siguiendo los preceptos de la sabiduría, pasan ellos sus días en este mundo felices y unidos. Si la muerte es una cosa semejante, la llamo con razón un [86] bien; porque entonces el tiempo todo entero no es más que una larga noche. Pregunta, pues. ¿Ves, pues, que tampoco tú consideras Dios a Eros? Los que han viajado en la comitiva de Juno buscan un alma regia, y desde que la han encontrado, obran para [302] con ella de la misma manera. WebEn “El Banquete”, Platón sostiene que el amor verdadero no es simplemente un deseo físico, sino un deseo de alcanzar la verdad y la sabiduría. Querefon ha muerto, pero su hermano, que está presente, podrá dar fe de ello. Nada tengo que deciros de esta última sabiduría, porque no la conozco, y todos los que me la imputan, mienten, y sólo intentan calumniarme. Conocí desde luego que no es la sabiduría la que guía a los poetas, sino ciertos movimientos de la naturaleza y un entusiasmo semejante al de los profetas y adivinos; que todos dicen muy buenas cosas, sin comprender nada de lo que dicen. entonces es cuando el alma sufre una prueba y sostiene una terrible lucha. —Sí, me respondió Callias. Sin embargo, se reconoce por todos que es un gran Dios. Este demonio se ha pegado a mí desde mi infancia; es una voz que no se hace escuchar sino cuando quiere separarme de lo que he resuelto hacer, porque jamás me excita a emprender nada. Ya sean viejas o nuevas, siempre es cierto por tu voto propio, que yo creo en cosas tocantes a los demonios, y así lo has jurado en tu acusación. WebRESUMEN DE “EL BANQUETE” DE PLATÓN Hay un banquete al que van invitados muy importantes, entre ellos Sócrates. En cuanto al nombre de inmortal, el razonamiento no puede definirlo, pero nosotros nos lo imaginamos; y sin haber visto jamás la sustancia a la que este nombre conviene, y sin comprenderla suficientemente, conjeturamos que un ser inmortal es el formado por la reunión de un alma y de un cuerpo unidos de toda eternidad. Voy a decíroslo. Pero cuando no puede seguir a los dioses, cuando por un extravío funesto, llena del impuro alimento del vicio y del olvido, se entorpece y pierde sus alas, entonces cae en esta tierra; una ley quiere que en esta primera generación y aparición sobre la tierra no anime el cuerpo de ningún animal. Si diciendo estas cosas corrompo la juventud, es preciso que estas máximas sean una ponzoña, porque si se pretende que digo otra cosa, se os engaña o se os impone. Así que, en verdad, lo que los hombres aman no es otra cosa que el bien. ¿Pero cómo, entre los seres animados, unos son llamados mortales y otros inmortales? Éste se dispone a contarla porque Aristodemo, que estuvo en el banquete, se la contó a él, pero no por experiencia propia. Si pudiera, no estaría admirándote, Diotima, por tu sabiduría ni hubiera venido una y otra vez a ti para aprender precisamente estas cosas. ¿Crees que lo que no sea bello necesariamente habrá de ser feo? Y no sólo en su cuerpo, sino también en el alma: los hábitos, caracteres, opiniones, deseos, placeres, tristezas, temores, ninguna de estas cosas jamás permanece la misma en cada individuo, sino que unas nacen y otras mueren. apenas ha llegado, el cochero conduce los corceles al establo, en donde les da ambrosía para comer y néctar para beber. En cuanto a la belleza, ella brilla, como ya he dicho, entre todas las demás esencias, y en nuestra estancia terrestre, donde lo eclipsa todo con su brillantez, la reconocemos por el más luminoso de nuestros sentidos. Puede muy bien suceder, que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que es bueno; pero hay esta diferencia, que él cree saberlo aunque no sepa nada, y yo, no sabiendo nada, creo no saber. El primero tiene soberbia planta, formas regulares y bien desenvueltas, cabeza erguida y carnerada; es blanco con ojos negros; ama la gloria con sabio comedimiento; tiene pasión por el verdadero honor; obedece, sin que se le castigue, a las exhortaciones y a la voz del cochero. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad. No son las palabras, atenienses, las que me han faltado; es la impudencia de no haberos dicho cosas que hubierais gustado mucho de oír. Pero aún sería un placer infinitamente más grande para mí pasar allí los días, interrogando y examinando a todos estos personajes, para distinguir los que son verdaderamente sabios de los que creen serlo y no lo son. La reputación que yo haya podido adquirir, no tiene otro origen que una cierta sabiduría que existe en mí. por Uwe Michael Lang. ¿No es una prueba cierta de que jamás ha sido objeto de tu cuidado la educación de la juventud? Estaba bien convencido de que yo nada entendía de su profesión, que los encontraría muy capaces de hacer muy buenas cosas, y en esto no podía engañarme. —Es Éveno, Sócrates, me dijo; es de Paros, y lleva cinco minas. Parménides de Elea (en griego Παρμενίδης ὁ Ἐλεάτης) fue un filósofo griego.Nació entre el 530 a. C. y el 515 a. C. [* 1] en la ciudad de Elea, colonia griega de Magna Grecia (sur de Italia).. Parménides escribió una sola obra: un poema filosófico en verso épico del cual nos han llegado únicamente algunos fragmentos conservados en citas de otros autores. Detrás de ellos marchan los que quieren y pueden servirles, porque en la corte celestial está desterrada la envidia. Por esta razón, me imagino, te parecía Eros totalmente bello, pues lo que es susceptible de ser amado es también lo verdaderamente bello, delicado, perfecto y digno de ser tenido por dichoso, mientras que lo que ama tiene un carácter diferente, tal como yo lo describí. Porque yo sé sobradamente que en mí no existe semejante sabiduría, ni pequeña, ni grande. En este banquete, Erixímaco propone que cada uno de … crÃtica literaria platón el banquete 380 a c. el banquete platón 5 en libros fnac. Pero la única cosa que me he propuesto toda mi vida en público y en particular es no ceder ante nadie, sea quien fuere, contra la justicia, ni ante esos mismos tiranos que mis calumniadores quieren convertir en mis discípulos. Considera, pues, Fedro, este discurso, si quieres, como un encomio dicho en honor de Eros o, si prefieres, dale el nombre que te guste y como te guste. yo, sino cualquier otro, que tenga la intención de hablar después de pronunciado un discurso tan espléndido y variado? Melito me juzga digno de muerte; en buen hora. En la lección de hoy vamos a ofrecer un resumen de la Apología de Sócrates, una obra escrita por Platón (S.IV a.C.). Dueños de sí mismos viven como [306] hombres honrados, porque han subyugado lo que llevaba el vicio a su alma, y dado un vuelo libre a lo que engendra la virtud. Pero cuando ha perdido sus alas, rueda en los espacios infinitos, hasta que se adhiere a alguna cosa sólida, y fija, allí su estancia; y cuando ha revestido un cuerpo terrestre, que desde aquel acto, movido por la fuerza, que le comunica, parece moverse por sí mismo, esta reunión de alma y cuerpo se llama un ser vivo, con el aditamento de ser mortal. {13} Eran los magistrados encargados de la vigilancia de las prisiones. Porque sería una gran fortuna y gran ventaja para la juventud, que sólo hubiese un hombre capaz de corromperla, y que todos los demás la pusiesen en buen camino. Resumen El Banquete De Platon. Así, Melito, no puede menos de que hayas intentado esta acusación contra mí, por sólo probarme, y a falta de pretexto legítimo, por arrastrarme ante el tribunal; porque a nadie que tenga sentido común puedes persuadir jamás de que el hombre que cree que hay cosas concernientes a los dioses y a los demonios, pueda creer, [66] sin embargo, que no hay ni demonios, ni dioses, ni héroes; esto es absolutamente imposible. Página 1 de 3. {2} Se llamaban así los poetas que hacían himnos en honor de Baco. ¿Y qué será de aquel que haga suyas las cosas buenas? [61]. Por otra parte, puedo invocar el testimonio de los antiguos, que han creado el lenguaje; no han mirado el delirio (μανία, manía) como indigno y deshonroso; porque no hubieran aplicado este nombre a la más noble de todas las artes, la que nos da a conocer el porvenir, y no la hubiera llamado μανιχή, (maniké) y si le dieron este nombre fue porque pensaron que el delirio es un don magnífico cuando nos viene de los dioses. Me harán quizá condenar a muerte, o a destierro, o a la pérdida de mis bienes y de mis derechos de ciudadano; males espantosos a los ojos de Melito y de sus amigos; pero yo no soy de su dictamen. ¿Quiénes son, Diotima, entonces, los que aman la sabiduría, si no son ni los sabios ni los ignorantes? No esperéis de mí, atenienses, que yo recurra para con vosotros a cosas que no tengo por buenas, ni justas, ni piadosas, y menos que lo haga en una ocasión en que me veo acusado de impiedad por Melito; porque si os ablandase con mis súplicas y os forzase a violar vuestro juramento, sería evidente que os enseñaría a no creer en los dioses, y, queriendo justificarme, probaría contra mí mismo, que no creo en ellos. Esto, Fedro, y demás amigos, dijo Diotima y yo quedé convencido; y convencido intento también persuadir a los demás de que para adquirir esta posesión difícilmente podría uno tomar un colaborador de la naturaleza humana mejor que Eros. A este hombre le daré una respuesta muy decisiva, y le diré que se engaña mucho al creer que un hombre de valor tome en cuenta los peligros de la vida o de la muerte. Sea así, extranjera, pues hablas bien. El conocimiento y cualquier otra virtud, de las que precisamente son procreadores todos los poetas y cuantos artistas se dice que son inventores. De esta forma, la obra de Platón nos introduce en una de las prácticas más comunes dentro de la aristocracia griega para hablarnos de Eros, el cual se erige … En fin, lo mismo sucede con todos los deseos de esta clase, y nadie ignora los nombres degradantes que suelen aplicarse a los que son víctimas de su tiranía. Únicamente a esto se llama, en efecto, ‘poesía’, y ‘poetas’ a los que poseen esta porción de creación. ¡Qué! Cuando mis hijos sean mayores, os suplico los hostiguéis, los atormentéis, como yo os he atormentado a vosotros, si veis que prefieren las riquezas a la virtud, y que se creen algo cuando no son nada; no dejéis de sacarlos a la vergüenza, si no se aplican a lo que deben aplicarse, y creen ser lo que no son; porque así es como yo he obrado con vosotros. La virtud de las alas consiste en llevar lo que es pesado hacia las regiones superiores, donde habita la raza de los dioses, siendo ellas participantes de lo que es divino más que todas las cosas corporales. Ni tampoco se le aparecerá esta belleza bajo la forma de un rostro ni de unas manos ni de cualquier otra cosa de las que participa un cuerpo, ni como razonamiento, ni como una ciencia, ni como existente en otra cosa, por ejemplo, en un ser vivo, en la tierra, en el cielo o en algún otro, sino la belleza en sí, que es siempre consigo misma específicamente única, mientras que todas las otras cosas participan de ella de una manera tal que el nacimiento y muerte de éstas no le causa ni aumento ni disminución, ni le ocurre absolutamente nada. El corcel del joven amado no tiene nada que decir, pero experimentando algo que no comprende, estrecha a su amante entre sus brazos, y le prodiga los más expresivos besos, y mientras permanezcan tan inmediatos el uno al otro, no tendrá fuerza para rehusar los favores que su amante exija. Cuando es el deseo de la bebida el que ejerce esta tiranía, ya se sabe el título injurioso que se da al que a él se abandona. ¿Por no sufrir el suplicio a que me condena Melito, suplicio que verdaderamente no sé si es un bien o un mal, iré yo a escoger alguna de esas penas, que sé con certeza que es un mal, y me condenaré yo mismo a ella? Fuente | Obras completas de Platón, por Patricio de Azcárate, tomo primero, Madrid 1871, páginas 49-86. Alguno de vosotros incidirá quizá: —Pero Sócrates, ¿qué es lo que haces? Por testigo de mi sabiduría os daré al mismo Dios de Delfos, que os dirá si la tengo, y en qué consiste. Sin embargo, me ha sucedido muchas veces, que me ha interrumpido en medio de mis discursos, y hoy a nada se ha opuesto, haya dicho o hecho yo lo que quisiera. A esta afección, precioso joven, los hombres la llaman amor; los dioses la dan un nombre tan singular, que quizá te haga sonreír. RESUMEN DE “EL BANQUETE” DE PLATÓN. Por supuesto que es así. Cuando un hombre apercibe las bellezas de este mundo y recuerda la belleza verdadera, su alma toma alas y desea volar; pero sintiendo su impotencia, levanta, como el pájaro, sus miradas al cielo, desprecia las ocupaciones de este mundo, y se ve tratado como insensato. lejos de concebir sentimientos de envidia y de baja malevolencia contra él, todos sus deseos, todos sus esfuerzos, tienden sólo a hacerle semejante a ellos mismos y al Dios a que rinden culto. A su vista, el recuerdo del cochero se fija en la esencia de la belleza; y se figura verla, como en otro tiempo, en la estancia de la pureza, colocada al lado de la sabiduría. Intentan descubrir en sí mismos el carácter de su Dios, y lo consiguen, porque se ven forzados a volver sin cesar sus miradas del lado de este Dios; y cuando lo han conseguido por la reminiscencia, el entusiasmo los trasporta, y toman de él sus costumbres y sus hábitos, tanto, por lo menos, cuanto es posible al hombre participar de la naturaleza divina. Nosotros probaremos, por el contrario, que los dioses nos envían esta especie de delirio para nuestra mayor felicidad. El neoplatonismo, fundado en el siglo III por el filósofo Plotino, fue un importante desarrollo posterior de las ideas de Platón. Imagínate que alguien, haciendo un cambio y empleando la palabra ‘bueno’ en lugar de ‘bello’, te preguntara: ‘Veamos Sócrates, el que ama las cosas buenas desea, ¿qué desea?’. No me parece regular ni honesto que vaya yo a emplear esta clase de medios a la edad que tengo y con toda mi reputación verdadera o falsa; basta que la opinión generalmente recibida sea que Sócrates tiene alguna ventaja sobre la mayor parte de los hombres. O, si quieres, yo mismo te las recordaré. Ocupémonos ahora del alma en sí misma. Esta acción especial es, efectivamente, una procreación en la belleza, tanto según el cuerpo como según el alma. | Facsímil del original impreso de esta edición de Eutifrón, Facsímil del original impreso de esta edición de Eutifrón. Y se cuenta, ciertamente, una leyenda, según la cual los que busquen la mitad de si mismos son los que están enamorados, pero, según mi propia teoría, el amor no lo es ni de una mitad ni de un todo, a no ser que sea, amigo mío, realmente bueno, ya que los hombres están dispuestos a amputarse sus propios pies y manos, si les parece que esas partes de sí mismos son malas. El pensamiento de los dioses, que se alimenta de inteligencia y de ciencia sin mezcla, como el de toda alma ávida del alimento que la conviene, gusta ver la esencia divina de que hacía tiempo estaba separado, y se entrega con placer a la contemplación de la verdad, hasta el instante en que el movimiento circular la lleve al punto de su partida. Sin embargo, el joven que se ve servido y honrado al igual de un Dios por un amante que no finge amor, sino que está sinceramente apasionado, siente despertarse en él la necesidad de amar. Esta manera de libertarse de sus censores ni es decente, ni posible. Examinando pues este hombre, de quien, baste deciros, que era uno de nuestros grandes políticos, sin necesidad de descubrir su nombre, y conversando con él, me encontré, con que todo el mundo le creía sabio, que él mismo se tenía por tal, y que en realidad no lo era. Cuando está en su presencia, siente en sí mismo que se aplacan sus dolores; cuando ausente, le echa de menos cuanto puede echarse; y siente una afección que es como la imagen del amor, y a la cual no da el nombre de amor sino que la llama amistad. Entonces, el amor es, en resumen, el deseo de poseer siempre el bien. En fin, otras almas siguen de lejos, aspirando como las primeras a elevarse hacia las regiones superiores, pero sus esfuerzos son impotentes, están como sumergidas y errantes en los espacios inferiores, y, luchando con ahínco por ganar terreno, se ven entorpecidas y completamente abatidas; entonces ya no hay más que confusión, combate y lucha desesperada: y por la poca maña de sus cocheros, muchas de estas almas se ven lisiadas, y otras ven caer una a [295] una las plumas de sus alas; todas, después de esfuerzos inútiles e impotentes para elevarse hasta la contemplación del ser absoluto, desfallecen, y en su caída no les queda más alimento que las conjeturas de la opinión. Si me concedéis esta gracia, lo mismo yo que mis hijos no podremos menos de alabar vuestra justicia. La esencia sin color, sin forma, impalpable, no puede contemplarse sino por la [294] guía del alma, la inteligencia; en torno de la esencia está la estancia de la ciencia perfecta que abraza la verdad toda entera. Pues bien -dijo Sócrates- respóndeme todavía un poco más, para que entiendas mejor lo que quiero. El ejército de los dioses y de los demonios le sigue, dividido en once tribus; porque de las doce divinidades supremas sólo Vesta queda en el palacio celeste; las once restantes, en el orden que les está prescrito, conducen cada una la tribu que preside. Profundicemos un tanto la cuestión, para hacer ver que es una esperanza muy profunda la de que la muerte es un bien. Todo el poder de estos treinta tiranos, por terrible que fuese, no me intimidó, ni fue bastante para que me manchara con tan impía iniquidad. Para mí, si es esto verdad, moriría gustoso mil veces. RESUMEN DE “EL BANQUETE” DE PLATÓN. Estas personas, Agatón, si te fijas bien, necesariamente poseen en el momento actual cada una de las cualidades que poseen, quieran o no. Cuando salimos de Tolos, los otro cuatro fueron a Salamina y condujeron aquí a León, y yo me retiré a mi casa, y no hay que dudar, que mi muerte hubiera seguido a mi desobediencia, si en aquel momento no se hubiera verificado la abolición de aquel gobierno. Entonces Sócrates dijo: ¿Y amar aquello que aún no está a disposición de de uno ni se posee no es precisamente esto, es decir, que uno tenga también en el futuro la conservación y mantenimiento de estas cualidades? Os han prevenido contra mí en una edad, que ordinariamente es muy crédula, porque erais niños la mayor parte o muy jóvenes cuando me acusaban ante vosotros en plena libertad, sin que el acusado les contradijese; y lo más injusto es que no me es permitido conocer ni nombrar a mis acusadores, a excepción de un cierto autor de comedias. ¿Y piensas llegar a ser algún día experto en las cosas del amor, si no entiendes esto? El alma que ha visto, lo mejor posible, las esencias y la verdad, deberá constituir un hombre, que se consagrará a la sabiduría, a la belleza, a las musas y al amor; la que ocupa el segundo lugar será un rey justo o guerrero o poderoso; la de tercer lugar, un político, un financiero, un negociante; la del cuarto, un atleta infatigable o un médico; la del quinto, un adivino o un iniciado; la del sexto, un poeta o un artista; la del sétimo, un obrero o un labrador; la del octavo, un sofista o un demagogo; la del noveno, un tirano. Mucho más sorprendido estoy con el número de votantes en pro y en contra, y no esperaba verme condenado por tan escaso número de votos. —¿Y no es esto burlarse? Melito, no es eso lo que pregunto. Pues lo que se llama practicar existe porque el conocimiento sale de nosotros, ya que el olvido es la salida de un conocimiento, mientras que la práctica, por el contrario, al implantar un nuevo recuerdo en lugar del que se marcha, mantiene el conocimiento, hasta el punto de que parece que es el mismo. Hay un banquete al que van invitados muy importantes, entre ellos Sócrates. Después de estos grandes hombres de Estado me fui a los poetas, tanto a los que hacen tragedias como a los poetas ditirámbicos{2} y otros, no dudando que con ellos se me cogería in fraganti, como suele decirse, encontrándome más ignorante que ellos. Mientras duermen en un mismo lecho, al corcel indócil le ocurre mucho que decir al cochero, y por premio de tantos sufrimientos pide un instante de placer. Pero yo no conocía en verdad este modo de hacer un elogio y sin conocerlo les prometí hacerlo también yo cuando llegara mi turno. A esto tiende todo este discurso sobre la cuarta especie de delirio. -Eros es el dios másanciano. Páginas: 5 (1215 palabras) Publicado: 24 de febrero de 2013. ¿Qué resultará de esto? Efectivamente se contradice en su acusación, porque es como si dijera: —Sócrates es culpable en cuanto no reconoce dioses y en cuanto los reconoce. Audiencia general del Papa miércoles 11 de enero sobre «La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. No tengo ningún resentimiento contra mis acusadores, ni contra los que me han condenado, aun cuando no haya sido su intención hacerme un bien, sino por el contrario hacerme un mal, lo que sería un motivo para quejarme de ellos. Esto es lo que no hemos dicho, y lo que vamos a explicar ahora. Sí, sin duda; ya convengáis en ello Anito y tú o no convengáis. Nada le conviene tanto, atenienses, como el ser alimentado en el Pritaneo y esto le es más debido que a los que entre vosotros han ganado el premio en las corridas de caballos y carros en los juegos olímpicos{12}; porque éstos con sus victorias hacen que aparezcamos felices, y yo os hago, no en la apariencia, sino en la realidad. ¿Te refieres a todos los que no saben o también a los que saben? La mejor manera de hacer que alguien haga lo que quieres que haga, es logrando que esa persona quiera hacerlo. A … No puedo hoy persuadiros de ello, porque el tiempo que me queda es muy corto. «Los mortales le llaman Eros, el dios alado; los inmortales le llaman el Pteros, el que da alas.» Se puede admitir o desechar la autoridad de estos dos versos; siempre es cierto que la causa y la naturaleza de la afección de los amantes son tales como yo las he descrito. ¿Puedes decirla? Habla mejor -dijo ella-. Verdaderamente si fuese rico, me condenaría a una multa tal, que pudiera pagarla, porque esto no me causaría ningún perjuicio; pero no puedo, porque nada tengo, a menos que no queráis que la multa sea proporcionada a mi indigencia, y en este concepto podría extenderme hasta una mina de plata, y a esto es a lo que yo me condeno. ¿Creéis que hubiera yo vivido tantos años si me hubiera mezclado en los negocios de la república, y como hombre de bien hubiera combatido toda clase de intereses bastardos, para dedicarme exclusivamente a defender la justicia? ¿Es según tu denuncia, enseñándoles a no reconocer los dioses que reconoce la patria, y enseñándoles además a rendir culto, bajo el nombre de demonios, a otras divinidades? ¿Pero qué medio hay para destruir tantas calumnias en un tan corto espacio de tiempo? Me condeno pues a treinta minas, y he aquí mis fiadores, que ciertamente son de mucho abono. (ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 11.01.2023).-. Ahora bien, cuando uno de éstos se siente desde joven fecundo en el alma, siendo de naturaleza divina, y, llegada la edad, desea ya procrear y engendrar, entonces busca también él, creo yo, en su entorno la belleza en la que pueda engendrar, pues en lo feo nunca engendrará. Verdaderamente esta sería una deserción criminal, y me haría acreedor a que se me citara ante este tribunal como un impío, que no cree en los dioses, que desobedece al oráculo, que teme la muerte y que se cree sabio, y que no lo es. [74]. O así, más claramente: el que ama las cosas bellas desea, ¿qué desea? ¿Pero no se ha acordado que ama aquello de lo que está falto y no posee? He aquí, atenienses, la verdad pura; no os oculto ni disfrazo nada, aun cuando no ignoro que cuanto digo no hace más que envenenar la llaga; y esto prueba que digo la verdad, y que tal es el origen de estas calumnias. Para esto examiné las obras suyas que me parecieron mejor trabajadas, y les pregunté lo que querían decir, y cuál era su objeto, para que me sirviera de instrucción. Tales son las ventajas maravillosas que procura a los mortales el delirio inspirado por los dioses, y podría citar otras muchas. Apolodoro es el que cuenta como sucedió todo, pero no porque estuviera el presente, sino porque a él se lo contó … He aquí la acusación; ya la habéis visto en la comedia de Aristófanes, en la que se representa un cierto Sócrates, que dice, que se pasea por los aires y otras extravagancias semejantes, que yo ignoro absolutamente; y esto no lo digo, porque desprecie esta clase de conocimientos; si entre vosotros hay alguno entendido en ellos (que Melito no me formule nuevos cargos por esta concesión), sino que es sólo para haceros ver, que yo jamás me he mezclado en tales ciencias, pudiendo poner por testigos a la mayor parte de vosotros. [65]. A lo largo de “El Banquete” se presenta diferentes concepciones de la belleza, considerándose como la base del Amor. Veo también a Parales, hijo de Demodoco y hermano de Teages; Adimanto, hijo de Ariston con su hermano Platón, que tenéis delante; Eartodoro, hermano de Apolodoro{8} y muchos más, entre los cuales está obligado Melito a tomar por lo menos uno o dos para testigos de su causa. Pero no hay nada de eso. No por esto me desanimé; fui en busca de otros, conociendo bien que me hacia odioso, y haciéndome violencia, porque temía los resultados; pero me parecía que debía, sin dudar, preferir a todas las cosas la voz del Dios, y para dar con el verdadero sentido del oráculo, ir de puerta en puerta por las casas de todos aquellos que gozaban de gran reputación; pero, ¡oh Dios!, he aquí, atenienses, el fruto que saqué de mis indagaciones, porque es preciso deciros la verdad; todos aquellos que pasaban por ser los más sabios, me parecieron no [56] serlo, al paso que todos aquellos que no gozaban de esta opinión, los encontré en mucha mejor disposición para serlo. Y, sin embargo -continuó Sócrates-, hablaste bien, Agatón. Hay una tercera clase de delirio y de posesión, que es la inspirada por las musas; cuando se apodera de un alma inocente y virgen aún, la trasporta y le inspira odas y otros poemas que sirven para la enseñanza de las generaciones nuevas, celebrando las proezas de los antiguos héroes. Ahora bien, ¿por qué precisamente de la generación? Este miércoles 11 de enero el Papa dio inicio a una nueva serie de catequesis centradas en la pasión por evangelizar. el banquete la enciclopedia libre. Hay alguno que prefiera recibir daño de aquellos con quienes trata a recibir utilidad. Por la posesión de las cosas buenas, en efecto, los felices son felices, y ya no hay necesidad de añadir la pregunta de por qué quiere ser feliz el que quiere serlo, sino que la respuesta parece que tiene su fin. In document Platon - El Banquete.doc (página 36-55) ¿Y cómo, feliz Erixímaco, no voy a estarlo –dijo Sócrates–, no sólo. Al delirio se debe que la profetisa de Delfos y las sacerdotisas de [289] Dodona hayan hecho numerosos y señalados servicios a las repúblicas de la Grecia y a los particulares. Melito representa los poetas, Anito los políticos y artistas y Licon los oradores. Cuando se han saciado, aún gustan de los mismos placeres, pero no con profusión, porque no los aprueba decididamente el alma. Cuando hube escuchado este discurso, lleno de admiración le dije: Bien, sapientísima Diotima, ¿es esto así en verdad? Tan pronto estos dos principios están en armonía, tan pronto se combaten, y la victoria pertenece indistintamente, ya a uno, ya a otro. En este sentido, me interesa poner de manifiesto que los movimientos dramáticos con que Platón ilustra a estos personajes están Cuando los pueblos han sido víctimas de epidemias y de otros terribles azotes en castigo de un antiguo crimen, el delirio, apoderándose de algunos mortales y llenándoles de espíritu profético, los obligaban a buscar un remedio a estos males, y un refugio contra la cólera divina [290] con súplicas y ceremonias expiatorias. Cuando de la mano del atlantista gobierno de coalición PSOE/UP, los gastos militares y policiales alcanzan los 56.000 millones de € y se acercan al 4 % del PIB[2], es necesario reclamar la neutralidad de España, el abandono inmediato de todas las misiones militares y policiales en el extranjero[3], la salida de la OTAN, el cierre de las bases yanquis y la … Intentaré, pues, exponerles, yo mismo por mi cuenta, en la medida en que pueda y partiendo de lo acordado entre Agatón y yo, el discurso que pronunció aquella mujer. Ella es la que se me ha opuesto siempre, cuando he querido mezclarme en los negocios de la república; y ha tenido razón, porque ha largo tiempo, creedme atenienses, que yo no existiría, si me hubiera mezclado en los negocios públicos, y no hubiera podido hacer las cosas que he hecho en beneficio vuestro y el mío. Sentado en mis buques, peso inútil sobre la tierra.{4}. Creo, en efecto, que dijiste más o menos así, que entre los Dioses se organizaron las actividades por amor de lo bello, pues de lo feo no había amor. Si, por el contrario, han adoptado un género de vida más vulgar y contrario a la filosofía, aunque sin violar las leyes del honor, en medio de la embriaguez, en un momento de olvido y de extravío, sucederá sin duda que los corceles indómitos de los dos amantes, sorprendiendo sus almas, los conducirán hacia un mismo fin; escogerán entonces el género de vida más lisonjero a los ojos del vulgo, y se precipitarán a gozar. Voy a explicaros lo que tanto me ha desacreditado y ha hecho mi nombre tan famoso. Porque él no miente. Quizá presentándose a su espíritu esta diferencia, les agriará contra mí, y dando en tal situación su voto, le darán con indignación. Y al que ha engendrado y criado una virtud verdadera ¿No crees que le es posible hacerse amigo de los Dioses y llegar a ser, si algún otro hombre puede serlo, inmortal también él? ¿No sucede esto mismo con todos los animales? WebLa estructura de la Apología de Sócrates que sugiere el texto1, es como sigue: Sócrates expone 1) los dos tipos de acusadores que tiene: los antiguos y los nuevos, posterior a … Estos últimos consiguieron la victoria. ¡Oh maravilloso Melito!, ¿por qué dices eso? Pero respóndeme todavía un poco más. Pero el otro corcel y el cochero lo resisten en nombre del pudor y de la razón. ¡Qué trabajo ha costado arrancarte esta confesión! ¿Qué trasporte de alegría no tendría yo cuando me encontrase con Palamedes, con Afax, hijo de Telamón, y con todos los demás héroes de la antigüedad, que han sido víctimas de la injusticia? sino que he nacido como los demás hombres. Pues por eso precisamente, Diotima, como te dije antes, he venido a ti, consciente de que necesito maestros. Queda, pues, demostrado, que lo que se mueve por si mismo es inmortal, y nadie temerá afirmar, que el poder de moverse por sí mismo es la esencia del alma. Así es que cada cual honra al Dios cuya comitiva seguía, y le imita en su vida tanto cuanto está en su poder, por lo menos, durante la primer generación y mientras no está corrompido; y esta imitación la lleva a cabo en sus intimidades amorosas y en todas las demás relaciones. WebEl Banquete contiene una serie de discursos pronunciados en una fiesta en la antigua Grecia. Y es que la justicia, la sabiduría y todos los bienes del alma, han perdido su brillantez en las imágenes que vemos en este mundo. Éstas son, pues, las cosas del amor en cuyo misterio también tú, Sócrates, tal vez podrías iniciarte. Dime, por tanto, la causa de esto y de todo lo demás relacionado con las cosas del amor. Igualmente, dentro de la Historia de la Filosofía, los Diálogos platónicos –conocidos también como Diálogos de Platón- no han contado siempre con la misma disposición editorial, recibiendo distintas organizaciones según las diferentes épocas y pensamientos dominantes. Pero dime en nombre de Júpiter, ¿pretendes que yo no reconozco ningún Dios? ¿Hay alguno, jueces míos, que no diese todo lo que tiene en el mundo por examinar al que condujo un numeroso ejército contra Troya o Ulises o Sísifo y tantos otros, hombres y mujeres, cuya conversación y examen serían una felicidad inexplicable? En su obra "El Teeteto" el método de Platón consiste en procurar dialécticamente … Academia.edu is a platform for academics to share research papers. Porque no puede estar en los decretos del destino, que se amen dos hombres malos, ni que dos hombres de bien no puedan amarse. Pero es imposible que este proceso llegue a producirse en lo que es incompatible, e incompatible es lo feo con todo lo divino, mientras que lo bello es, en cambio, compatible. Estos grandes personajes tienen el maravilloso talento, donde quiera que vayan, de persuadir a los jóvenes a que se unan a ellos, y abandonen a sus conciudadanos, cuando podrían estos ser sus maestros sin costarles un óbolo. Y no pregunto si es amor de una madre o de un padre -pues sería ridícula la pregunta de si Eros es amor de madre o de padre-, sino como si acerca de la palabra misma «padre» preguntara: ¿es el padre padre de alguien o no? Yo, Sócrates -dijo Agatón-, no podría contradecirte. Considerad, atenienses, que yo tengo que habérmelas con dos suertes de acusadores, como os he dicho: los que me están acusando ha mucho tiempo, y los que ahora me citan ante el tribunal; y creedme, os lo suplico, es preciso que yo responda por lo pronto a los primeros, porque son los primeros a quienes habéis oído y han producido en vosotros más profunda impresión. Y todo el mundo preferiría para sí haber engendrado tales hijos en lugar de los humanos, cuando echa una mirada a Homero, a Hesíodo y demás buenos poetas, y siente envidia porque han dejado de sí descendientes tales que les procuran inmortal fama y recuerdo por ser inmortales ellos mismos; o si quieres, los hijos que dejó Licurgo en Lacedemonia, salvadores de Lacedemonia y, por así decir, de la Hélade entera. el banquete platon prar libro 9788420636627. {1} Los últimos acusadores de Sócrates fueron Anito, que murió después lapidado en el Ponto, Licon, que sostuvo la acusación, y Melito. En efecto, como ya hemos dicho, toda alma humana ha debido necesariamente contemplar las esencias, pues de no ser así, no hubiera podido entrar en el cuerpo de un hombre. a mí, La afluencia de este alimento hace que el miembro, raíz de las alas, cobre vigor, y las alas se esfuerzan por derramarse por toda el alma, porque primitivamente el alma era toda alada. A mi juicio, el más grande de todos los males es hacer lo que Anito hace en este momento, que es trabajar para hacer morir un inocente. Al delirio se han debido las purificaciones y los ritos misteriosos que preservaron de los males presentes y futuros al hombre verdaderamente inspirado y animado de espíritu profético, descubriéndole los medios de salvarse. Estos no harían morir a nadie por este examen, porque además de que son más dichosos que nosotros en todas las cosas, gozan de la inmortalidad, si hemos de creer lo que se dice. ¿Que hay tocadores de flauta, y que no hay aires de flauta? No hay nadie, excelente Melito. Ella fue, precisamente, la que me enseñó también las cosas del amor. En el camino se encuentra con Aristodemos y lo invita a acompañarlo, aunque él no está invitado. Voy a daros pruebas magníficas [72] de esta verdad, no con palabras, sino con otro recurso que estimáis más, con hechos. Porque la ley divina no permite que los que han comenzado su viaje celeste, sean precipitados en las tinieblas subterráneas, sino que pasan una vida brillante y dichosa en eterna unión, y, cuando reciben alas, las obtienen juntos, a causa del amor que les ha unido sobre la tierra. De esta manera el alma de un hombre puede animar una bestia salvaje, y el alma de una bestia animar un hombre, con tal que éste haya sido hombre en una existencia anterior. Mas cuando alguien nos diga: Yo, que estoy sano, quisiera también estar sano, y siendo rico quiero también ser rico, y deseo lo mismo que poseo, le diríamos: Tú, hombre, que ya tienes riqueza, salud y fuerza, lo que quieres realmente es tener eso también en el futuro, pues en el momento actual, al menos, quieras o no, ya lo posees. Su derrota tiene lugar de esta manera. Períodos platónicos. Pero una vez me preguntó: ¿Qué crees tú, Sócrates, que es la causa de ese amor y de ese deseo? «¿Y cómo, feliz Erixímaco, no voy a estarlo -dijo Sócrates-, no sólo yo, sino cualquier otro, que tenga la intención de hablar después de pronunciado un discurso tan espléndido y variado? Porque no puede dudarse que tú lo sabes, puesto que tanto te preocupa esta idea. Me pregunté, pues, a mí mismo, como si hablara por el oráculo, si querría más ser tal como soy sin la habilidad de estas gentes, e igualmente sin su ignorancia, o bien tener la una y la otra y ser como ellos, y me respondí a mí mismo y al oráculo, que era mejor para mí ser como soy. Algunos piensan que (Platón) Sócrates se la inventa para hacer más digerible lo que quiere decir, que en realidad sería lo que habría estado pensando Sócrates cuando se quedó parado en la puerta al principio de la obra. Pues te lo diré más claramente. He aquí quizá la causa. ¿O cómo piensas tú? Pues esta es justamente la manera correcta de acercarse a las cosas del amor o de ser conducido por otro: empezando por las cosas bellas de aquí y sirviéndose de ellas como de peldaños ir ascendiendo continuamente, en b ase a aquella belleza, de uno solo a dos y de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos, y partiendo de estos terminar en aquel conocimiento que es conocimiento no de otra cosa sino de aquella belleza absoluta, para que conozca al fin lo que es la belleza en si. ¿Qué quiere, pues, decir, al declararme el más sabio de los hombres? Tratan cuestiones de: qué es el amor; relaciones … Pues bien, atenienses, es preciso defenderse y arrancar de vuestro espíritu, en tan corto espacio de tiempo, una calumnia envejecida, y que ha echado en vosotros profundas raíces. lejos de verme e instruirme, me arrastras ante este tribunal, donde la ley quiere que se cite a los que merecen castigos, pero no a los que sólo tienen necesidad de prevenciones. Se aproximan al objeto bello, y contemplan esta aparición en todo su resplandor. Quizá me dirá alguno: ¿No tienes remordimiento, Sócrates, en haberte consagrado a un estudio que te pone en este momento en peligro de muerte? Remontémonos, pues, al primer origen de la acusación, [52] sobre la que he sido tan desacreditado y que ha dado a Melito confianza para arrastrarme ante el tribunal. Yo ya no voy a hacer un encomio de esta manera, pues no podría. Resumen banquete de platón para aprobar Problemática Filosófica de Psicologia UNR en Universidad Nacional de Rosario. ... presencia de Aristófanes en el Banquete ya que parodió a Sócrates y a Agatón mas de una vez, ... Es él más largo de los discursos, Sócrates antes de empezar hace reconocer a Agatón que sus palabras eran. Descripción de la caverna [514 a] Después de eso -proseguí- compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta. ¡Que se vaya, pues, a paseo el encomio! [54]. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mí mismo; tan persuasiva ha sido su manera de decir. Así, pues, el que no cree estar necesitado no desea tampoco lo que no cree necesitar. Mas de pronto la puerta del patio fue golpeada y se produjo un gran ruido como de participantes en una fiesta. ¿Bajo qué signo distinguiremos al que ama y al que no ama? Hasta para un niño es ya evidente que son los que están en medio de estos dos, entre los cuales estará también Eros. En primer lugar, es siempre pobre, y lejos de ser delicado y bello, como cree la mayoría, es más bien duro y seco, descalzo y sin casa, duerme siempre en el suelo y descubierto, se acuesta a la interperie en las puertas y al borde de los caminos, compañero siempre inseparable de la indigencia por tener la naturaleza de su madre. Con lo cual en resumen podríamos decir que la preocupación ultima de Platón es una preocupación política, es decir, la sabiduría al servicio de la ética y la ética al servicio de la política. Más si alguien nos preguntara: ¿En qué sentido, Sócrates y Diotima, es Eros amor de las cosas bellas? Este principio me gusta mucho. Por esta razón es justo que el pensamiento del filósofo tenga solo alas, pensamiento que se liga siempre cuanto es posible por el recuerdo a las esencias, a que Dios mismo debe su divinidad.
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